Con un alto grado de probabilidad, los pronósticos prevén para lo que queda de este invierno, que las temperaturas extremadamente bajas persistan durante la mayor parte de la estación en una amplia cobertura territorial. Este invierno podría superar las anomalías negativas de todo el invierno del 2007 y terminar siendo el segundo más frío de la historia documentada en Argentina (últimos 60 años), luego del récord de 1984.
El trigo venía creciendo bajo muy buenas condiciones, pero con las últimas heladas empieza a haber lotes afectados por las bajas temperaturas. Más allá del quemado en hojas, empieza a observarse pérdidas de plántulas. En los lotes en los que aún el trigo no ha profundizado sus raíces para alcanzar la humedad presente en capas subsuperficiales del suelo, la persistencia de estos intensos frío es una amenaza grave que puede afectar el potencial de rinde. Por esto es muy necesario que se produzcan lluvias de 15 a 20 mm en el corto plazo, sobre todo en en el centro de Argentina.
El otro lado que plantea el riguroso clima de este invierno es que los buenos años trigueros suelen estar caracterizados por una alta tasa de radiación y temperaturas muy bajas. Esto se expresa en un coeficiente específico del cultivo que se denomina fototérmico. En un año en la que ha fertilizado al trigo con altos niveles de dosis de nitrógeno y hay buenas reservas de humedad en la profundidad de los suelos, este invierno plantea un escenario de alto potencial para el trigo argentino.
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